ENTREVISTA -
Pbro. José Luis Quijano.
Rector del
Instituto Superior de Catequesis Argentino - ISCA
“La catequesis es un proceso espiralado,
siempre abierto y en desarrollo”
En el marco de
la presentación de un nuevo texto del ISCA compartimos una charla con su actual
Rector, el Presbítero José Luis Quijano. Reflexiones en torno a la renovación de la catequesis, el cambio de
paradigma y el III Congreso Catequístico Nacional.
¿Cuál es el
aporte del ISCA a propósito del III Congreso Catequístico Nacional?
Bueno, en septiembre del año pasado nos reunimos casi
doscientos catequistas y catequetas en el Seminario Nacional de Catequesis
(SENAC). Analizamos la catequesis de este tiempo e hicimos propuestas que
anticiparon escenarios posibles.
Este libro que estamos presentando recopila los aportes
del SENAC. Ya está en las librerías y se llama “Catequesis en clave misionera. Relación entre Primer Anuncio,
Iniciación Cristiana y Catequesis Permanente”.
Es una obra colaborativa a partir
del intercambio de todos los que estuvieron participando. Fue editada por San
Pablo, lo mismo que “De Congreso a
Congreso”. Ambas publicaciones tienen un formato sencillo y manuable para
que los catequistas puedan llevarlos fácilmente, subrayarlos y utilizarlos para
el estudio y la reflexión.
Básicamente partimos de la necesidad de observar la
catequesis desde un nuevo paradigma. En palabras de Emilio Alberich: pensar más
allá de la mera renovación de la Catequesis e ir más al fondo para realizar un
planteamiento más totalizante. Tres cualidades pueden resumir esta soñada nueva
identidad: catequesis evangelizadora, catequesis iniciática, catequesis
significativa. Es un tema apasionante y merece un desarrollo extenso.
Parece
ambicioso...
Es realista. Podríamos seguir haciendo la misma catequesis
de siempre, a costa del alejamiento de los catequizandos y del desgaste de
nuestros catequistas. Sobre ellos se suele depositar la carga: se dice que los
catequistas tienen que ser más comprometidos, más formados, más presentes, dar
más testimonio... pero si la estructura en la que ellos trabajan no funciona,
por más compromiso y presencia que se ponga, la tarea no obtiene frutos.
Siguiendo a Enzo Biemmi, venimos pensando desde hace
tiempo que los conceptos catequéticos se encuentran en una situación de
desborde semántico. La realidad pastoral nos invita a revisar las afirmaciones
que hemos formulado por años y en las prácticas que se fundamentaron en dichos
conceptos. La catequesis, en el contexto actual, tiene a menudo una tarea
misionera.
Por eso no concebimos la catequesis simplemente como
un camino lineal situado a continuación del Primer Anuncio, sino como un
proceso espiralado, siempre abierto y en desarrollo. El Kerigma se va ampliando
y profundizando, a lo largo de nuestra vida, reiterándose siempre, de un modo
nuevo, vigoroso y atrayente, acompañando el permanente dinamismo de la fe.
La concreción de este cambio de paradigma va a
llevarnos mucho tiempo.
¿Y mientras
tanto?
Mientras tanto nuestros catequistas de hoy son los que
sostienen y garantizan la catequesis en este camino al cambio. Tenemos la tarea
de acompañarlos, valorarlos, asistirlos, reconocer la tarea que hacen. Gran
parte de este cambio de paradigma lo han conducido ellos en la práctica. Las
mujeres catequistas han traído el cariño y el afecto a una catequesis de rostro
adusto y cumplimiento de normas. Le han aportado la ternura de madre. Los
catequistas que se han formado a pulmón, sin apoyo, apasionándose en el
aprendizaje de la oración y en la lectura de la Biblia son los que han
construido esta catequesis bíblica y testimonial de las últimas décadas.
En los actuales contextos de
descristianización, y según afirma el DGC, se hace precisa una presencia en
cierto modo análoga a la de los catequistas de “tierra de misión”. Tal como
decimos en el texto del SENAC, se trata de ayudar a formar catequistas que
favorezcan el descubrimiento y la sorpresa de la fe. Son catequistas testigos,
que acompañan los procesos de otros y se convierten en testimonio creíble para
quienes acompañan en su despertar y crecimiento en la fe.
¿Es posible que
la catequesis actual esté demasiado "escolarizada"?
Es bueno que la catequesis tenga un lugar en el sistema
educativo. Pero proponemos que esta catequesis no esté subordinada al encuadre
y a los tiempos de la educación formal. No estamos negando que la catequesis es
educación. Afirmamos que la catequesis y la educación siguen juntas y
colaborando mutuamente. Pero queremos reemplazar la clase de religión por el
encuentro catequístico.
¿Por qué o para
qué se organizan los congresos de catequistas?
En la Argentina los Congresos catequísticos se
convocan cada 25 años. Son espacios privilegiados de encuentro, reflexión y
planificación de la catequesis que va a venir. Cada uno de ellos tuvo que ver con
un momento determinado de la vida de nuestro país y de la historia de la catequesis.
¿Por ejemplo?
En la década del ’60, pasado el tiempo de posguerra
que enarbolaba los valores de la libertad, la paz y el amor, se realizó el
primer Congreso, el de 1962. Tuvo plena sintonía con el Concilio Vaticano II y
marcó un paso importantísimo hacia una catequesis bíblico - litúrgica. Lo que
hoy conocemos como el movimiento de la renovación catequística, que se venía
gestando desde hace años, adquirió carta de ciudadanía en este Congreso. Entre
sus conclusiones se estableció la fundación de un Instituto Catequístico
Nacional, al cual hoy denominamos ISCA.
¿Y el segundo
Congreso?
Fue en 1987, cuando el regreso a la democracia ayudaba
a retomar el valor del diálogo. Recibí la enorme bendición de participar en su
organización previa y en su gestión y animación. Este segundo Congreso aportó
dos líneas importantísimas para los años que siguieron: el itinerario
catequístico permanente, que hizo centro en el adulto, en quien se cifra las
mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su
forma plenamente desarrollada, y la Catequesis Familiar, que ya venía creciendo
tímidamente y que, sin ser tema del Congreso, se ubicó en un lugar destacado de
la reflexión.
Poco a poco, el pensamiento latinoamericano fue haciendo
sentir su influencia. Se trabajó y se discutió mucho sobre la inculturación y
la religiosidad popular.
¿Y cuáles son
las expectativas con respecto a este tercer Congreso?
La carta de convocatoria de los obispos argentinos es
bastante clara: se trata de dar un impulso en torno a la Iniciación Cristiana y
al Itinerario Catequístico Permanente, que son temas sensibles para la catequesis
actual. Faltan muy pocos días. El IIIº CCN -que se fue preparando en estos últimos
años con el aporte de todas las regiones-va a tener su culminación en mayo de
este año, en el conurbano bonaerense.
Así como el Vaticano II, Catechesi Tradendae y Puebla
iluminaron los congresos anteriores, ahora el DGC y Aparecida nos abren el
horizonte: estamos en el contexto de una nueva evangelización y de la necesidad
de un discipulado misionero.
Vamos a estar acompañados por el arzobispo Mons. Celso
Morga Iruzubieta, Secretario de la Congregación para el Clero, que llega
desde Roma especialmente para participar en este encuentro. Los catequistas van
a tener la oportunidad de conocer a Mons. Mario Aurelio Poli, responsable de
la flamante Comisión Episcopal de Catequesis, de la Conferencia Episcopal
Argentina y a los Obispos que la integran.